Comprender la diferencia entre el envejecimiento y la fragilidad


¿Cuál es la diferencia entre el envejecimiento y la fragilidad?
uno es inevitable: el otro no es
El envejecimiento es una parte natural e inevitable de la vida. No importa cuántos batidos verdes beba o cuántos productos para el cuidado de la piel "antienvejecimiento" que use, no se puede detener el proceso de envejecer. Sin embargo, mientras todos envejecemos, no todos experimentarán fragilidad. Aunque el envejecimiento y la fragilidad están estrechamente relacionados, no son lo mismo. Comprender la distinción entre los dos puede ayudar a las personas a tomar medidas proactivas para mantener su salud y bienestar a medida que envejecen.
¿Qué es envejecer?
En un nivel biológico, el envejecimiento resulta de la acumulación del daño celular y molecular con el tiempo. Esto conduce a una disminución gradual de la función física y mental, un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, un punto final inevitable: la muerte.
A pesar de esta realidad, muchas personas intentan retrasar el proceso de envejecimiento, gastando millones en productos y tratamientos para mantener una apariencia juvenil. Si bien la ciencia aún tiene que descubrir una píldora mágica para la longevidad, ciertas opciones de estilo de vida pueden respaldar un envejecimiento saludable.
En Australia, alrededor de una de cada seis personas (16% de la población) es mayor de 65 años. A pesar de esto, a menudo se teme el envejecimiento. Sin embargo, no es necesariamente el proceso de envejecimiento en sí lo que causa preocupación, sino el miedo a volverse frágil.
¿Qué es la fragilidad?
La fragilidad es una condición caracterizada por una mayor vulnerabilidad debido a una disminución en las reservas fisiológicas en múltiples sistemas corporales. Por lo general, se manifiesta a través de síntomas como debilidad muscular, velocidad lenta para caminar, agotamiento, pérdida de peso involuntaria y bajos niveles de actividad.
Además, la fragilidad a menudo está vinculada a una menor densidad ósea y osteoporosis, afecciones que aumentan el riesgo de caídas y fracturas. Las personas que son frágiles les resulta más difícil recuperarse de factores estresantes como infecciones, ingresos hospitalarios o caídas en comparación con aquellos que no son frágiles.
Aunque la fragilidad es más común en los adultos mayores, también puede afectar a las personas más jóvenes con enfermedades crónicas como la enfermedad cardíaca. Es importante destacar que la fragilidad no es una condición irreversible; Se puede prevenir, administrar o incluso revertirse a través de cambios en el estilo de vida.
Prevención de fragilidad
Adoptar un enfoque proactivo para la salud puede reducir significativamente el riesgo de fragilidad. Aquí hay algunas estrategias clave:
1. Manténgase activo
El ejercicio regular, particularmente el entrenamiento de resistencia (como sentadillas, estocadas o ejercicios de banda de resistencia), es esencial para prevenir la fragilidad. Se pueden hacer muchos ejercicios en casa con orientación de los recursos en línea, o puede considerar unirse a un gimnasio o consultar a un fisioterapeuta.
Las pautas de actividad física australiana recomiendan al menos 30 minutos de actividad de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana. Además, la incorporación de ejercicios de equilibrio y flexibilidad puede ayudar a mantener la fuerza y la estabilidad, reduciendo el riesgo de caídas.
2. Manténgase socialmente conectado
La soledad y el aislamiento social pueden contribuir a la fragilidad. Participar en actividades comunitarias, unirse a clubes o simplemente mantener un contacto regular con amigos y familiares puede ayudar a apoyar el bienestar mental y físico.
3. Revise los medicamentos regularmente
La polifarmacia (tomar cinco o más medicamentos) está vinculada a un mayor riesgo de fragilidad. Algunos medicamentos también pueden interferir con la capacidad del cuerpo para absorber nutrientes o mantener la masa muscular. Las revisiones regulares de medicamentos con un médico o farmacéutico pueden garantizar un manejo óptimo y reducir los riesgos potenciales.
.4. Mantenga una dieta rica en nutrientes
La ingesta de proteínas adecuada es crucial para mantener la masa muscular y prevenir la fragilidad. Los adultos mayores de 50 años deben apuntar a 64 g de proteína por día (hombres) y 46 g por día (mujeres), mientras que las mayores de 70 deberían aumentar su ingesta a 81 g y 57 g, respectivamente. Los alimentos ricos en proteínas incluyen carnes magras, aves de corral, mariscos, huevos, lácteos, legumbres y nueces.
Consultoría de un dietista puede proporcionar orientación personalizada, y se pueden recomendar suplementos para las personas que luchan por satisfacer sus necesidades dietéticas.
Un enfoque más inteligente para un futuro más saludable
Comprender la diferencia entre el envejecimiento y la fragilidad capacita a las personas para tomar medidas proactivas hacia un futuro más saludable. Al mantenerse activo, socialmente comprometido y consciente de la nutrición y los medicamentos, el riesgo de fragilidad puede reducirse significativamente.
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